25 AÑOS
Hace 25 años se vaciaban las cárceles de la dictadura
Hace 25 años se vaciaban las cárceles de la dictadura
El jueves 14 de marzo de 1985 fueron liberados los últimos 47 presos y presas políticas de la dictadura.
Se concretaba así uno de los pasos fundamentales de la recuperación de la democracia:
las cárceles quedaban vacías.
Seguía el largo camino
de búsqueda de verdad y justicia.Gabriel Mazzarovich |
Se concretaba así uno de los pasos fundamentales de la recuperación de la democracia:
las cárceles quedaban vacías.
Seguía el largo camino
de búsqueda de verdad y justicia.Gabriel Mazzarovich |
Grito de libertad. La foto es del 10 de marzo de 1985 a la salida del Penal de Libertad, fue extraída del libro "Entre la rabia y la ternura" de Alberto Silva, con consentimiento de su autor, fue tomada por el fotógrafo Jorge Vidart.
Penal de LIbertad. Fue el emblemático presidio que alojó a miles de presos políticos.
JUEVES 14 DE MARZO DE 1985
JUEVES 14 DE MARZO DE 1985
Ese día, hace 25 años, cesaba la aplicación del mecanismo principal de represión aplicado por la dictadura uruguaya: la prisión política prolongada, acompañada en todos los casos por la tortura. Se han documentado casi 6 mil casos de prisión política, pero las denuncias de organizaciones políticas y sociales que resistieron la dictadura elevan la cifra
a más de 10 mil.
La prisión y su acompañamiento infaltable, la tortura, fueron la amenaza permanente para todo aquel que decidiera participar de la resistencia y luchar por la democracia y la libertad.
Afectó directamente a decenas de miles de uruguayas y uruguayos, los presos y sus familiares; pero fue también una forma de presión y amenaza hacia el conjunto de la sociedad.
El terrorismo de Estado encarceló y torturó sin pausa durante los 12 años de dictadura e incluso antes, durante la vigencia de las medidas prontas de seguridad. No es un detalle recordar que el último muerto en tortura fue el 16 de abril de 1984, Vladimir Roslik, siete meses antes de las elecciones y trece meses antes de la liberación de todos los
presos políticos.
Todo eso se expresaba y conjugaba el 14 de marzo de 1985 cuando los últimos 47 hombres y mujeres dejaban las
cárceles y eran recibidos por una multitud.
La prisión como instrumento privilegiado de represión
Más allá de las discusiones que aún perduran, tanto en el terreno académico como en el político, las investigaciones en diversas ramas de las ciencias sociales realizadas durante todo este tiempo, pero llevadas a un nuevo nivel en este último lustro, demuestran que la dictadura fue un proyecto estructurado, que aplicó masivamente el control social y el terrorismo de Estado y que su objetivo fue toda la sociedad.
El terrorismo de Estado tuvo varias dimensiones.
Se vigiló y se reprimió, en distintos niveles a la sociedad entera. Se ha logrado documentar que en Inteligencia de la Policía había 300 mil fichas individuales de ciudadanos y ciudadanas que fueron vigilados.
La Investigación Histórica sobre la dictadura y el terrorismo de Estado en el Uruguay (1973-1985) publicada por la
Universidad de la República, documentó 116 muertes, 172 desapariciones y 5.925 presos y presas políticas, entre ellos 69 niños y niñas que o nacieron en prisión o fueron secuestrados junto con sus padres y permanecieron presos,
ellos también, durante meses o años.
La propia investigación de la Udelar reconoce el carácter incompleto aún de la misma, la necesidad de acceder a
más documentación e información. El número de desaparecidos, por ejemplo, es menor al que denuncian Madres y
Familiares de Desaparecidos, esta organización lo sitúa en más de 180.
Algo similar ocurre con el número de presos y presas políticas. Las organizaciones clandestinas de resistencia a la dictadura, políticas y sociales, denunciaron en los años 80 que entre 10.000 y 11.000 uruguayas y uruguayos, durante diferentes períodos de tiempo, con diferentes modalidades de detención y en diferentes lugares (establecimientos de las Fuerzas Armadas, dependencias policiales, centros clandestinos de detención), fueron prisioneros políticos.
Estas cifras, las documentadas y las denunciadas, le dan sustento a la definición que la investigación de la Udelar realiza: "La detención masiva de personas y su encierro carcelario prolongado fue el mecanismo represivo principal aplicado por la dictadura uruguaya".
Características de la prisión
Todas y todos los presos políticos pasaron por un período de tortura, ya sea en establecimientos clandestinos o en unidades militares y policiales utilizadas masivamente al efecto.
Algunos de ellos permanecieron períodos variables de tiempo detenidos y no fueron procesados por la Justicia Militar, pero además de las consecuencias físicas y psicológicas, quedaron fichados y con serias dificultades para
continuar con su trabajo o sus estudios. Otros miles, fueron procesados, en juicios sin ninguna garantía, y condenados por la Justicia Militar. En las prisiones de la dictadura, enfrentaron condiciones de reclusión que eran en sí mismas una forma permanente de tortura; hubo dos establecimientos emblemáticos: el Penal de Libertad, para los
hombres, y Punta de Rieles, para las mujeres, pero también se utilizaron unidades militares e incluso dependencias del entonces Consejo del Niño.
Aislamiento, regímenes de castigo, visita limitada y controlada, hostigamiento, negación de asistencia, censura e incluso traslados e interrogatorios y tortura directa.
Ese fue el infierno cotidiano de miles de uruguayas y uruguayos, durante años.
Inclusive la vejación se prolongaba luego de la liberación. Tenían un régimen de libertad vigilada que los obligaba
a reportarse periódicamente a una unidad militar y dar cuenta de todos sus movimientos. En una de las muestras más
increíbles de la infamia, la dictadura les cobraba a los presos políticos luego de su liberación lo que se denominaba
"expensas carcelarias" y se especificaba como "gastos de alojamiento (sic), vestimenta y alimentación". Para decirlo más claro, la dictadura abría cuentas en el BROU para que los presos políticos liberados pagaran por haber estado secuestrados y torturados.
La libertad
Todo este aparato estatal pervertido ya que la dictadura transformó la función del Estado de estar al servicio de los
ciudadanos, y pasó, en todos sus niveles, a estar para perseguirlos y reprimirlos tuvo como respuesta la organización, la resistencia y la solidaridad. Nunca los presos estuvieron solos, nunca se dejó de denunciar la caída de un militante. Se organizaron redes solidarias para enviar paquetes a los presos que no tenían familias, se rodeó a los niños y niñas, especialmente a los que tenían a sus dos padres presos o muertos o desaparecidos. Se rodeó a los liberados, los entonces llamados "cabecitas peladas", porque en el Penal de Libertad eran sistemáticamente rapados a cero.
Las cárceles fueron, en sí mismas, por la conducta ejemplar de la inmensa mayoría de los presos, centros de resistencia a la represión fascista.
Cada liberación era motivo de reunión y de solidaridad.
Por eso, cuando la dictadura empezó a tambalear y la lucha popular se hizo incontenible, el reclamo de libertad para los presos políticos estuvo siempre: en los 1º de mayo de 1983 y 1984, en las marchas estudiantiles, en el Obeliscazo, en las movilizaciones políticas.
Pero obviamente 1985 fue un año especial, luego de asumir el primer gobierno democrático, se votó el 8 de marzo de 1985 en el Parlamento la denominada Ley de Pacificación Nacional, que establecía como plazo para la liberación
de los presos el 14 marzo. Quedaban 255 presos: 228 en el Penal de Libertad y 27 mujeres en la Jefatura de Policía.
El domingo 10 de marzo, en medio de una inmensa movilización popular que rodeó el Penal de Libertad, fueron liberados 173 hombres y 20 mujeres de la Jefatura. Entre ellos el actual Presidente de la República, entonces rehén de la dictadura, José Mujica.
El martes 12 de marzo fueron liberados otros 15 presos políticos, 13 hombres y 2 mujeres.
Finalmente, a las 20.00 horas del jueves 14 de marzo, cuatro horas antes del vencimiento del plazo legal, fueron
liberados los últimos 47 presos políticos.
Otra vez una multitud los recibió.
25 años después
Mucho ha cambiado.
Quizá una de las imágenes más expresivas de ese cambio sea que hoy, el Presidente de la República, es uno de los
presos que recuperaba la libertad hace 25 años.
Pero la sociedad uruguaya recién comienza a asumir la dimensión del impacto de la prisión política en su seno.
Miles de uruguayos la sufrieron y hoy enfrentan las consecuencias. Las más obvias en la salud, psíquica y física. Cientos de ex presos y ex presas han muerto de enfermedades, particularmente de cáncer y cardiovasculares, como consecuencia de la injusta prisión prolongada y las torturas.
Otras no son tan obvias.
Las dificultades de reinserción laboral, la reconstrucción del núcleo familiar. Todas ellas graves y complejas.
Pero la más grave, ya no en el plano individual, sino como sociedad, fue y es la falta de justicia.
Se ha avanzado mucho. Hay una ley de reparación que hay que perfeccionar, se avanza en el reconocimiento de su lucha y en la reconstrucción de la memoria histórica.
Pero ninguno de los responsables de la prisión y la tortura de miles de uruguayas y uruguayos ha respondido por ello. Se ha avanzado en la búsqueda de los desaparecidos, aún falta mucho y también en el juzgamiento por los asesinatos políticos.
Falta actuar sobre lo que fue la principal modalidad represiva de la dictadura; lo impide la vigencia de la Ley de Caducidad.
No se trata de venganza, ni de odio, se trata de un objetivo clave para la convivencia democrática plena: justicia.FUENTE: LA REPUBLICA
"¿Nunca más, papito?"IMAGENES DE UN DIA
INOLVIDABLE
GM
GM
No es posible narrar la liberación de los últimos presos de la dictadura sin hacerlo desde el sentimiento, desde la
emoción.
Los días que pasaron entre el 10 de marzo y el 14 de marzo de 1985 fueron de profunda emoción, de inquietud, de nerviosismo.
Fui durante años al Penal de Libertad a visitar a mi padre y a mi tío, y también participé como miles del recibimiento, casi clandestino primero, cada vez más multitudinario después de los compañeros y las compañeras que eran liberadas.
Siempre me impactó cómo miraban al Penal de Libertad y cómo nos decían, por si hiciera falta, "ahora hay que sacar a los demás, hasta que no quede ninguno".
Para los que militamos contra la dictadura de mi generación era un compromiso de honor lograr la libertad de los presos.
Por eso, contar lo que ocurrió el 10 de marzo de 1985 implica también hacerlo desde las entrañas y no solo desde la reflexión política.
El domingo 10 de marzo se conoció que iban a liberar a un número importante de presos del Penal de Libertad. La consigna corrió como reguero de pólvora.
Desde todos los puntos de Montevideo surgió la organización. Sindicatos, gremios estudiantiles, comités de base del FA, grupos de gente, todo el mundo como pudo se fue para el Penal.
"Sueltan a los compañeros",
era lo que corría de boca en boca.
Eleuterio Fernández Huidobro y Mauricio Rosencof, dos rehenes de la dictadura, recordaron en un diálogo cómo vivieron ese 10 de marzo en el Penal de Libertad.
Este diálogo ya ha sido publicado, pero vale la pena recordarlo:
MR: Vos y yo estábamos sentados en la tarima superior de una celda, mateando.
FH: El primero que las vio, fuiste vos...
MR: Las banderas...
FH: Me dijiste, señalando por la ventana hacia la lejana Ruta 1: "¿Aquello no es una bandera?". Yo seguí dibujando, y: -"No jodas, Ruso. ¿Siempre con una novela en la cabeza?". -"Mirá que es una bandera", insististe. Me puse los lentes "para ver lejos", pero como ya estaba necesitando otros...
MR: Engler dejó la guitarra "¡Seguro que son banderas! Y no solo una... ¡hay varias!".
FH: Ustedes, los que veían bien, se arracimaron en la ventana e incluso hubo que ir a las de las celdas vacías para poder ver bien: ¡iban llegando banderas!
MR: Discutíamos el color, la cantidad..
FH: Pronto fue un bosque de banderas en marcha...
MR: De todos los colores. Venían también carteles y pancartas.
FH: Una multitud creciente cortó la Ruta 1, en poco rato, como un río salido de madre.
Veíamos los ómnibus y los camiones detenerse y comenzar a formar una larga caravana cada vez mayor.
MR: Les avisamos enseguida a los compañeros del segundo piso, que en su mayoría habitaban celdas cuyas ventanas no daban para el lado de la ruta...
FH: Y sonó la estridente alarma de la cárcel. El ululante gemido de las sirenas y la intermitencia ronca de otros llamados a zafarrancho de combate. Venía el "enemigo".
MR: Centenares de milicos armados hasta los dientes corrían de acá para allá, apostándose cuerpo a tierra en varios lugares, emplazando ametralladoras y morteros en otros...
FH: Fueron a buscar los perros que también entraron en situación de alarma, ladrando disciplinadamente.
MR: - "¿Por qué viene la gente?" "¡Saben que van a haber libertades!"
FH: No podía ser otro el motivo de aquella multitud allí. (...)".
Hasta aquí el relato de los que estaban adentro.
Yo estaba afuera, en ese mar irredento y nervioso de banderas. Es cierto, las había de todos los colores, pero predominaban las del Frente Amplio, las de sus sectores, también había del MLN y del 26 de Marzo, incluso banderas nacionalistas de la Corriente Popular. Por supuesto, de los sindicatos, de la central obrera, de gremios estudiantiles. Miles de banderas en miles de manos y un solo grito:
"Liberar, liberar, a los presos por luchar".
Había nervios y se comentó el despliegue militar que incluyó soldados armados cuerpo a tierra. Se improvisó un cordón de seguridad de la manifestación. En un diálogo surrealista un oficial anunció a la cabeza de la manifestación:
"No pueden entrar".
La respuesta fue inmediata:
La respuesta fue inmediata:
"No queremos entrar, queremos que salgan".
Había nervios de los dos lados. Desde la gente el llamado repetido era: "No hay que entrar, no se dejen provocar,
tranquilos".
Pasaron eternos los minutos hasta que por el largo camino hacia la ruta se empezaron a ver las cabecitas peladas y los bolsos. Allí ya nada importó. Con un grupo de jóvenes rompimos el cordón militar y con banderas del FA, de la izquierda, de los sindicatos, corrimos a encontrarlos.
Era como protegerlos, como asegurarnos de que no los volvieran a llevar. No sé.
Era como protegerlos, como asegurarnos de que no los volvieran a llevar. No sé.
Nunca voy a olvidar esas caras. La falta de palabras. Las respiraciones fuertes y profundas. Los ojos empañados, el corazón bombeando a mil.
El pedido que sonó casi a súplica:
El pedido que sonó casi a súplica:
"Gurí, ¿me dejas llevar la bandera?
Hace trece años que no veo una, ¿sabés?".
Hace trece años que no veo una, ¿sabés?".
La carrera loca de los familiares, de otros ex presos liberados meses o días antes.
Es cierto, fue un día de lucha. Pero también fue un día de cariño, de reencuentro. Un día de besos y abrazos interminables. En ese mar de imágenes inolvidables, rescato una.
Una niña de 9 o 10 años, se prendió de uno de los liberados, no lo soltó nunca, pasó por todo el cordón humano abrazada. Los inmensos ojos marrones no paraban de llorar.
Cuando el recién liberado dejó el bolso en el asfalto, la niña se separó unos centímetros y disparó desde el corazón:
"¿Nunca más nos van separar?
¿Nunca más, papito?".
"¿Nunca más nos van separar?
¿Nunca más, papito?".
La tarde se hizo noche, un tubo humano unió el Penal de Libertad con Montevideo y la niña se fue sin soltar a su padre ni un segundo envuelta en una bandera del FA.
FUENTE:LA REPUBLICA
FUENTE:LA REPUBLICA
NOTA DE REDACCION: Como uno más de los tantos uruguayos que militamos desde el primer hasta el último día de Dictadura. No desde filas del FA, pero si sin pausa ni medida (y esto estoy seguro que no habrá nadie que lo contradiga).
Como uno de tantos decía, no olvidaré nunca la emoción de aquellos días.
Tampoco puedo dejar de destacar que ya pesaba sobre nuestros futuros días la sombra de lo "subyacente" en el PACTO DEL CLUB NAVAL".
Sombra que se ve hasta hoy. Se vió con la actitud de la mayoría del FA en la campaña de anulación de la ley de Caducidad, como se vé en las declaraciones de la Ex.Ministra Berruti, etc, etc.
Como uno de tantos decía, no olvidaré nunca la emoción de aquellos días.
Tampoco puedo dejar de destacar que ya pesaba sobre nuestros futuros días la sombra de lo "subyacente" en el PACTO DEL CLUB NAVAL".
Sombra que se ve hasta hoy. Se vió con la actitud de la mayoría del FA en la campaña de anulación de la ley de Caducidad, como se vé en las declaraciones de la Ex.Ministra Berruti, etc, etc.
SIEMPRE CONVIENE RECORDAR
.....PIENSO YO.....
Víctor Urrutia
.....PIENSO YO.....
Víctor Urrutia
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"OTRA DEL MEMORIAL"
Y VARIAS NOTAS MAS.....
.........AQUI.........
NUESTROS APOYOS
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