27/3/10

VALENTI - OPINION Y DESTAPE

CONRAD:
¿Paradoja o traición?



Esteban Valenti
15.02.2010

El miércoles pasado estaba sentado en medio de ciento cincuenta grandes mesas, en el tope de la elegancia hotelera del Uruguay, en Punta del Este donde 3 gigantescos cruceros se mecían en la bahía de Maldonado aportando un toque más de lujo al balneario más sofisticado de toda América del sur.

Todas las mesas ocupadas y desbordadas por los principales empresarios de Argentina, Uruguay, muchos de Brasil y otros países diversos continentes.

La prensa era tanta y tan ávida como en la entrega de algún premio internacional del cine o de la canción.

Y en el estrado el futuro gobierno de izquierda al completo, encabezado por su presidente y vice electos. Allí estaba la izquierda uruguaya en pleno.

Nadie pudo calcular cuantos miles de millones de dólares había allí representados, pero eran muchos.
Dos discursos de parte del gobierno electo, primero Astori y luego Mujica.

En menos de una hora entre ambos expusieron la estrategia del Proyecto Nacional abordada desde todos los ángulos. Muchos aplausos, saludos, caras contentas y distendidas.

En la sala dos ex presidentes, Sanguinetti y Lacalle y líderes muy destacados de la oposición: Bordaberry, Larrañaga, Mieres y también dirigentes sindicales del PIT-CNT, del SUNCA de primer plano.

Al final de los aplausos, como soy un poco masoquista una sombra me nubló la vista y como las sombras más complicadas esta vino en forma de preguntas: ¿estaba bien, era la continuidad de nuestras ideas – ahora desde el nuevo gobierno -, eran una enorme paradoja o estábamos traicionando nuestra historia de izquierda?

Había otra alternativa: era el doble discurso adaptado a cada auditorio.

Esto último lo descarté de inmediato porque los discursos no fueron diferentes a los pronunciados por la fórmula del FA en la campaña electoral.

Doble discurso, no.

Al otro día leí declaraciones de algunos encumbrados líderes opositores, blancos enojados porque la izquierda tuviera ese auditorio y renegara de sus posturas históricas.

En el fondo – y no tanto – era bronca porque la expectativa y el interés del mundo empresarial fue infinitamente mayor con el actual y el nuevo gobierno que con los gobiernos tradicionales.

¡Paradoja!

Y si, la reunión del CONRAD tiene mucho de paradoja, de ironía. Según la prédica permanente de blancos y colorados si ganaba la izquierda se produciría una estampida de empresarios y de inversores, si se modernizaban y se hacían más justas las leyes laborales sucedería lo mismo, por razones ideológicas, históricas y sobre todo porque no lograríamos manejar la economía.
No deja de ser una paradoja que el nivel de inversiones sobre el PBI haya sido en estos últimos cinco años el más alto desde que se llevan registros y además siga creciendo en medio de la crisis mundial, y que en sólo un gobierno la izquierda haya demostrado que se puede manejar la economía no a través de una religión o de una supuesta tecnología neutral, sino como parte de una estrategia de desarrollo y salir del pozo con ritmos de crecimiento sin precedentes para el Uruguay, reduciendo la pobreza y la miseria, llevando la desocupación a la mitad, otro record histórico y aumentando salarios, jubilaciones y mejorando sustantivamente la legislación laboral.

También por eso y por los resultados obtenidos en los momentos de bonanza y sobre todo de crisis mundial por parte de Uruguay es que no cabía un alfiler en el Conrad.

¿En el discurso sobre las inversiones no estaremos traicionando nuestro proyecto histórico?

Es muy posible que yo no sea el único que se formule esta pregunta.

Si la respuesta la buscamos en la realidad actual, en el impacto que han tenido las inversiones privadas, nacionales, extranjeras y las estatales en la economía y en la sociedad, incluso en la cultura y en el estado de ánimo de los orientales, no debería quedar mucha duda: han sido un factor muy positivo.

Pero es bueno formularse la misma pregunta en relación a objetivos más de fondo, más estratégicos.

¿Cuál es el rasgo distintivo de toda la izquierda, de sus diversas componentes en el FA?

Todas – con diferencias de objetivos finales – nos proponemos justicia social, es decir una distribución más justa de la riqueza, el trabajo como factor esencial de ese proceso, más libertad y respeto por los derechos humanos en su concepto más amplio y más democracia.

Después existen visiones diferentes sobre las mejores formas de organización de la sociedad y dentro de ella de la distribución de la propiedad.

Lo que la izquierda uruguaya aprendió – de diversas maneras – y además con diferentes formas de reconocimiento es que el Estado como propietario único de los medios de producción, inversor exclusivo y absoluto y por ende omnipotente en la estructura económica, social y cultural fue un gran fracaso y lo sigue siendo.

No resuelve otro de los principios básicos de la izquierda: el progreso, es decir la permanente evolución de la sociedad hacia formas más libres – incluyendo la libertad de la necesidad – y más justas de convivencia.

¿Los principios básicos de la izquierda estuvieron presentes en los discursos de Mujica y Astori?

Si, enfáticamente si.

Se habló de redistribución de la riqueza – uno de los principales objetivos de este gobierno -, se habló del valor central del trabajo, de reducir la pobreza y hacer desaparecer la miseria, se habló de la Patria Chica y la Patria Grande, de la educación y la cultura como prioridades y como conceptos inseparables. Se habló desde la razón y desde la emoción, que son también en su forma, parte esencial de la identidad metodológica de la izquierda.

Me puse a repasar prolijamente los discursos a partir de las incómodas preguntas que formulé al principio y tengo que decir que me siento orgulloso de ser uruguayo, de ser de izquierda y del gobierno que elegimos.
Y todos saben que he discutido, polemizado dentro de la izquierda y no hace mucho.

Ahora que pasó el vendaval electoral, sería bueno recuperar con fuerza el sentido crítico sereno y severo sobre algunos temas que quedaron sumergidos por el ruido, pero son temas profundos que la izquierda no puede obviar.
La relación entre la economía y su manejo, sus instrumentos y los grandes objetivos históricos de la izquierda tiene una buena práctica, pero necesita más teoría, más sustento crítico más referencia estratégicas, en particular luego de la crisis mundial.

No fue sólo una crisis de la ética y de la especulación, esas son sus consecuencia, hay causas mucho más hondas generadas por el propio sistema capitalista.

Nunca podremos superarlas si no disponemos de una hoja de ruta o al menos de una búsqueda empecinada y audaz de esa hoja de ruta.

El papel del trabajo en la sociedad ya no es el mismo que durante la revolución industrial incluso en el siglo XX, no sólo por su calidad y sus formas, sino por los tiempos necesarios, por la dispersión de algunas de sus categorías, por la introducción permanente de nuevas tecnologías, sino incluso por razones culturales.

Hoy en el mundo no se debate sólo sobre las ocho horas como elemento de equilibrio ante la incapacidad de generar trabajo para sectores crecientes de la población a nivel mundial, sino como visión diferente de la relación trabajo – producción – consumo - medio ambiente y calidad de vida.

La izquierda uruguaya no puede saltearse estos temas. En la práctica de gobernar y de hacer política y de pensar.

La reunión del CONRAD es parte de una estrategia y una izquierda sin estrategia no es izquierda, es más, un país sin estrategia es una nave a la deriva.

Vamos bien, porque otro de los conceptos claves de los discursos fue el de continuidad y cambio. Y eso es bien de izquierda.

Publicado en Montevideo Portal -  15/02/2010


COMO A VECES LEEMOS LAS OPINIONES DE MUCHOS ACTORES DESCONOCIENDO SUS HISTORIAS.

ME PARECIO ACERTADO ADJUNTAR ESTA VIEJA CARTA
DE UN EX-COMPAÑERO
DE VALENTI
 
Carta enviada por Oscar Almeida al Semanario Búsqueda.
Publicada el jueves 30 de agosto de 2007
De un ex integrante de la brigada internacionalista del PCU en Angola
.

Sr. Director:
Contestación al Sr. Esteban Valenti (periodista y empresario). Tu artículo en “Caras y Caretas” (viernes 24 de agosto/07)  en lo personal no me sorprende, lo bueno que tiene es que pasaste del anticomunismo solapado al anticomunismo abierto y divisionista.
En los últimos 20 años hay muchos ejemplos como el tuyo y por eso esto no es novedad, no es original.
No voy a entrar en largas peroratas en defensa del Partido Comunista Uruguayo, porque no soy miembro de él, sí voy a puntualizarte algunas cosas.
Los búlgaros tenían siempre una pregunta hacia los militantes del Partido: “¿Usted es miembro del Partido o comunista?”
Tú nunca fuiste comunista, fuiste miembro del Partido.

Si a eso le agrego aquella frase tuya que me dijiste en Luanda Angola, en la “Rua das Massacres”, en mi casa (año 1984), en medio de una discusión de carácter duro, ¿la recuerdas?
A mí me quedó grabada a fuego.

Dijiste textual: “Sabes una cosa, de Maquiavelo para acá la política y la moral son cosas separadas.”
Creo que esto te muestra de cuerpo entero.
Tu intención está clara, dividir al PCU, entre comunistas responsables y los otros, buenos y malos, conservadores y renovadores, ya escuchamos esto, ¿si no lo logras y en la medida que se agudice la lucha de clases, seguramente pedirás la expulsión de los comunistas del Frente Amplio, luego su ilegalización?

Esto tampoco es original, en Europa del Este, hubo muchos como tú, ex miembros del Partido lo hicieron, incluso alguno llegó a prometer un campo de concentración para los comunistas, tú puedes emularlos e ir a más.
Ya hace rato que te deslizas por el tobogán de la degradación,  que te lleva a conspirar contra el PCU, contra el FA, contra la clase obrera y su unidad.
Aquí en Maldonado, como en la ruptura del PCU, hoy vemos tus andanzas desgraciadas por cierto.
No te voy a pedir que reveas tu camino, eso es imposible ya pasaste el Rubicón.
Sé que habrá una gran lucha ideológica entre tú y tus compañeros de viaje y los que queremos a Uruguay con cambios reales y no el gatopardismo que tú y otros proponen, será una lucha difícil porque enfrentarse a ustedes significa enfrentar la división, la conspiración arrogante y siempre en carácter de víctimas de los comunistas malos (si Heber Pinto viviera). Apoyados por el poder económico.

Para terminar, tú te defines como el oficialista Nº1 de este gobierno, te equivocas, tú eres el obsecuente Nº1, obsecuencia no es lealtad, no garantiza nada.

Mi amigo desaparecido en la dictadura Horacio G. Bonilla siempre hablaba de la tendencia a la obsecuencia de los mediocres, y nos reclamaba nombrar, como delegados en las obras, a los mejores obreros y nunca a los media cuchara.

Te puedo asegurar que la 1001 es más leal y más comprometida que tú con este gobierno, con el FA y su programa.

Los obsecuentes y los mediocres solo son funcionales a algo, mientras le sirve en lo personal, cuando no, abandonan el barco. (Ya conoces ese camino).
Tú has sido uno de los que impulsó en este gobierno la cultura de la obsecuencia, que te llevó hasta a pagar altoparlantes para provocar a los ambientalistas de Gualeguaychú, en una aventura que pudo tener connotaciones terribles para el país y para este gobierno.

¿Podrás alguna vez pensar algo original y constructivo?

En Maldonado la cultura de la obsecuencia y la arrogancia nos está llevando hasta ahora a una profunda crisis tanto en el gobierno como en el FA, no voy a hablar por ahora más de Maldonado, por ser éstos días especiales.
Oscar Almeida
C.I. 1.851. 908-3
Ex integrante de la brigada
Internacionalista del PCU en Angola.
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